En una de ellas, la mujer está bailando, como emergiendo de un caos y dirigiéndose hacia adelante con delicadeza pero con fuerza y con una decisión equilibrada de permanencer en ese espacio de azul eterno que la rodea y la contiene,
es una figura que se define por su simpleza y poco artificio, sólo el necesario para ser reconocida iconográficamente como mujer...
Por otra parte, y en su contrapunto, la otra mujer mira reflexiva y hasta por momentos estática esa inmensidad de la que es parte, viendo cual será el próximo paso a dar....desarrollando un lenguaje lleno de detalles donde el cuerpo de la imagen se torna sutil, con la minuciosidad del micromundo en cada plano y forma...
En el encuentro de miradas una vez más el reflejo nos muestra que lo que encontramos en las imágenes no es mas que lo que podemos ver en nosotros...
Ni tan caótica Ni tan sutil del intercambio entre ambas imágenes surgió la idea que ambas contenían un poquito de éstas dos cualidades, por momentos diferencias, y que se unían fugazmente en el corazón de quien podía reconocerlas...
Y así entonces aparecen las sonrisas, las miradas cómplices y el silencio....
un silencio que nos cuenta muchas veces todo, todo, todo lo que podemos descubrir con el Arte....
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